Nuevo blog

He comenzado un nuevo blog pues este de wordpress no solo me advierte que se ha saturado de fotos sino que han cambiado el diseño y la manera de postear y no vale la pena romperse la cabeza para entender el funcionamiento.

En lo adelante dirijase a: Blog de William Navarrete 3

Eso es todo.

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En El Nuevo Herald – Jeffrey Puente

Escribo para El Nuevo Herald sobre este talentoso cineasta cubano exiliado en Miami. Y aconsejo buscar sus tres cortos en Vimeo. De lo mejor que he visto sobre Cuba en mucho tiempo. Les dejo el enlace, el pdf y les copio también el texto por si no pueden abrirlo.

Enlace: Jeffrey Puente da voz a otra Cuba / El Nuevo Herald / por William Navarrete

25 KMS: https://vimeo.com/272614155/220e8947da

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Jeffrey Puente da voz a otra Cuba

William Navarrete

Llegó a Miami hace más de una década con tres cortos de ficción en la maleta y un rico acervo en materia de cine. En la Isla estudió Comunicación Audiovisual, se graduó de la Escuela Nacional de Arte (ENA), participó en talleres de guión y de realización cinematográfica e impartió cursos de dramaturgia en el ámbito de las artes escénicas.

Jeffrey Puente creció en Candelaria, provincia de Pinar del Río. En 1984, con siete años de edad comienza a asistir a la catequesis en un país en todo contacto con la religión marginaba entonces a quien la practicara. En ese mismo pueblo y en una comunidad rural llamada El Brujo ocurren las historias de sus tres películas: 25 Km (2005), 72 Hrs (2006) y Para subir al cielo (2007), con las que participó en festivales, dentro y fuera del país, y obtuvo diversos premios y reconocimientos. El hilo conductor de la trilogía es Yvan Bergeron, un misionero de Quebec, establecido en Cuba en 1952 y a cargo de la parroquia de Candelaria desde 1987, hasta que se retiró y volvió a Canadá después de más de medio siglo de sacerdocio en la Isla.

25 km es la distancia que recorren las hermanas María Dolores (recientemente fallecida) y María de los Ángeles Domínguez Díaz, para llegar desde El Brujo hasta Candelaria, en donde las esperaba el padre Yvan. 72 hrs, habla del tiempo de preparación de la Eucaristía por este último durante los tres días de carnaval, con la iglesia literalmente sitiada por kioscos de comida, pistas de baile, comparsas, algarabía y caos. Tres días en que el cura se encierra a cal y canto en el templo como en tiempos en que las hordas de invasores bárbaros cercaban una plaza, a la espera, en su caso, de que acabe el cumbancheo pueblerino para retomar el curso de su misión pastoral y tratar de darle sentido a tanta alma en pena. Para subir al cielo es la visita de Yvan Bergeron a El Brujo y los preparativos del templo al aire libre para que los fieles asistan a misa.

Las tres películas son excelentes ejemplos de una Cuba que ha perdurado al margen de la oficialidad. En el recóndito El Brujo, la familia Domínguez-Martínez repite los gestos ancestrales de quienes han vivido siempre en autarcía. Milagros, la madre de las dos hermanas, hizo del infierno un paraíso. En simbiosis con la naturaleza y su fe, sobrevivió a décadas de abandonos y olvidos. Otros en su lugar hubieran enloquecido. Desde la miseria material en que han vivido, ella y sus hijas ofrecen riqueza espiritual, que les sobra y han sabido compartirla. Las hermanas enseñaron el catecismo a los paisanos del lugar, y al igual que el padre Yvan (fallecido en 2014 en Quebec), soportaron y supieron sobreponerse con estoicismo a innumerables obstáculos.

Jeffrey Puente les ha dado voz en sus tres cintas. Ahora podemos conocerlos más allá del estrecho mundo en que han vivido. Desbordante de poesía, su trilogía es también una obra de gran madurez. Me atrevo a decir que de lo mejor que se ha filmado en Cuba en mucho tiempo.

En Key West primero, y en Miami después, lugares en los que ha vivido desde hace más de una década, Jeffrey Puente sigue dando voz a quienes ocupan un lugar prominente por su quehacer y acciones, pero han sido excluidos de los medios oficiales cubanos de comunicación.

“Comencé a idear y a producir el proyecto junto al realizador argentino Sergio Valens, quien se encarga de la edición, el diseño gráfico y la voz off que introduce cada capítulo”, revela. “Residíamos en Key West cuando invitamos a amigos que habían estudiado cine en Cuba, de modo que en las primeras temporadas participaron el director de fotografía Yoel Álvarez, la asistente de producción Karelia Fernández y el sonidista Héctor Núñez Estévez; y a partir de la tercera temporada contamos con la producción periodística de la escritora Janisset Rivero, activista del exilio a favor de la democratización de Cuba”.

 

El proyecto lo financian Valens y el propio Jeffrey, y el equipo trabaja ad honorem. Las entrevistas están disponibles en la página web: www.vocesdecuba.com. Se puede escuchar las voces de Dagoberto Valdés, activista católico de la Diócesis de Pinar del Río, del periodista y escritor Carlos Alberto Montaner, de los activistas Orlando Gutiérrez Boronat, Silvia Iriondo, Janisset Rivero, Sirley Ávila León, Jorge Luis Pérez Antúnez, Ángel de Fana o Laida Arcia Carro, de los cantantes Amaury Gutiérrez o Willy Chirino, del pintor Humberto Calzada, de los escritores Delia Fiallo, Ángel Cuadra, Ernesto Díaz Rodríguez y Ángel Santiesteban, o del reverendo Martín Añorga, entre muchos más.

 

Algunos programas hablan de lugares emblemáticos, también de la historia del exilio. Rafael Peñalver, presidente del Instituto San Carlos de Cayo Hueso, le pone voz a esta institución. Sobre la Ermita de La Caridad en Miami, el padre Juan Rumin Domínguez evoca su historia y la obra de Monseñor Agustín Román. Otros programas abordan el crimen del remolcador 13 de marzo o la historia de la organización Hermanos al Rescate.

 

A los 52 programas ya filmados se añaden los más recientes de la poeta Amalia del Castillo y del trovador Mike Porcel, de quien mucho se ha hablado tras la salida de “Sueños al pairo”, un corto realizado en Cuba por dos jóvenes cineastas sobre su vida y obra.

 

Jeffrey Puente reconoce que cada entrevistado le ha hecho descubrir episodios que desconocía hasta entonces. “Una historia cubana de continuo dolor, éxodos, separaciones y muertes, en que el dolor es el común denominador que nos une y separa como nación”.

Para este relicario de valores pone especial interés en rescatar la historia de cada entrevistado y en revelar su lado más humano, en vez de insistir en los aspectos combativos o profesionales que son, en general, por los que más se les conoce. “Voces de Cuba” va por su séptima temporada, el proyecto promete muchos capítulos más.

Valdría la pena dar oportunidad a este excelente cineasta para que hiciera cine en la Florida. Su visión poética y a la vez aguda de lo que le rodea, además de su sensibilidad para captar historias y ambientes, deben (y pueden) marcar pautas en un sitio en donde el cine de autor es casi inexistente o tiene muy poca calidad.

 

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Recorriendo los Altos Alpes y los Alpes de Alta Provenza tras las huellas del gran Vauban

Estamos viajando por los Alpes. Exactamente por los Altos Alpes y por los Alpes de Alta Provenza, que no tienen nada que ver con los Alpes Marítimos. Se trata de la parte más intricada y montañosa del relieve alpino. Cada año, por esta época, solemos rodar por Italia. Son 30 años yendo a Italia en verano. Pero este verano, por precaución y porque no sabemos si volverán a ponernos de confinamiento, decidimos visitar una región que habíamos dejado siempre para el futuro, y el futuro nunca llegaba.

Como la frontera con Italia y los diferentes reinos que existieron del otro lado atraviesa justamente los Alpes, hubo necesidad, desde épocas tempranas, de protegerse y de fortificar los diferentes puntos estratégicos. Para ello, un ingeniero militar y arquitecto francés – probablemente el más capaz de todos – lo que se llama un auténtico genio, estuvo al cargo de hacer de Francia una tierra inexpugnable. Se trata del mariscal y marqués Sébastien Le Pestre de Vauban, al que se le llama simplemente “Vauban”, quien vivió entre 1633 y 1707. Trabajó para Luis XIV quien lo hizo mariscal.

Sus realizaciones (fortalezas, fuertes, ciudadelas fortificadas, canales, reconstrucciones, etc.) son más de sesenta. A lo largo de todas las fronteras francesas y de las costas pueden verse y visitarse hoy casi todas sus construcciones.

En este viaje empezamos por Colmar-les-Alpes, un pintoresco pueblo, rodeado por una muralla perfectamente conservada y protegido por dos castillos edificados en sendos promontorios para defender el recinto amurallado. En 1692, Luis XIV encargó a Vauban que revisara el sistema defensivo. Es entonces que se construyen los torreones de las murallas y los dos castillos-fortaleza que vemos hoy. Aquí algunas imágenes:

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Luego anduvimos por el Queyras que es una de las regiones menos pobladas y más aisladas de Francia. Accesible solo por dos estrechas carreteras empinadas que atraviesan gargantas y altos precipicios. La región es casi virgen y hay muy pocos poblados. Uno de ellos, Saint-Véran, del que mostraré fotos en otro momento, es el municipio más alto de Europa. En el Queyras se encuentra Château Queyras, un burgo medieval con un castillo de finalidad defensiva coronando la parte más elevada de la localidad. El castillo original data del siglo XII, pero Vauban intervino a partir de 1692 para dotarlo de bastiones y murallas defensivas. El anillo de fortificaciones concebido por Vauban para defender este punto estratégico de los ataques del Ducado de Saboya no afectó la fisonomía del castillo medieval. Ambas partes son visibles a simple vista:

 

Luego llegamos a Mont-Dauphin, una ciudadela enteramente construida por Vauban sobre la superficie plana de un alto promontorio. Perfectamente reticulada, la ciudadela es el municipio más pequeño de Francia y todavía viven dentro del recinto los descendientes de la soldadesca y militares de la época de Luis XIV. Mont-Dauphin, perfectamente conservado, fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad. En estos tiempos hay pocos visitantes y es una suerte poder visitar a nuestras anchas estos sitios sin autobuses de turistas ni grupos.

Por último, llegamos a Briançon. La ciudad es clave porque sirve de cerrojo a una de las rutas más importantes que une a Francia con Italia. Fue Vauban quien reestructuró toda la ciudadela, que es en realidad la parte antigua de la ciudad. La rodean unos cinco fuertes que la defienden desde posiciones más elevadas. Una de las delicias de Briançon en el verano es que cuando en otras partes hay más de 30 °C de temperatura, por las noches allí el termómetro baja a 20 °C. Algo que se agradece por los calores que hemos pasado en estos últimos dos meses. En cambio, en cuanto llega el invierno vivir en Briançon no es cosa de juego. Allí el frío no tiene compasión y las rachas de viento helado que baja de los Alpes y las nevadas no son nada agradables. Aquí algunas imágenes de la bella Briançon. Seguimos rodando:

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Tres castillos del Loira / El Nuevo Herald

Tres castillos en el Loira, visitados hace poco. En El Nuevo Herald. Ideas para cuando se pueda viajar o para los que pueden hacerlo.

En el digital ya. El domingo 2 de agosto en el diario impreso.

Tres castillos del Loira: Montpoupon, Villesavin y Saché / El Nuevo Herald

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Tres castillos del Loira: Montpoupon, Villesavin y Saché

William Navarrete

El valle del Loira, a unas tres horas de París, rebosa de castillos. Unos cien pueden visitarse, y entre estos, algunos como Chambord, Amboise, Chenonceau o Villandry, son emblemáticos. En general, los visitantes se dirigen hacia los más conocidos, y dejan de lado los que no gozan de suficiente publicidad que, en ocasiones, son mucho más interesantes.

Llegamos una tarde de junio a uno de estos monumentos menos conocidos: el castillo de Montpoupon, a orillas de una carreterita sinuosa desde la que puede apreciarse todo su esplendor. A diferencia de otros castillos de la zona no tiene un parque que lo precede o un bosque. Más bien aparece súbitamente, majestuoso y sorprendente, en cuanto el auto sale de una curva. Ahí están sus torres medievales redondas y cuadradas, los únicos elementos que perduran de la fortaleza que que existió en el siglo XII.

Montpoupon un castillo privado, propiedad del conde de Louveancourt, heredero de la familia de la Motte-Saint Pierre que lo ocupa desde que, en 1857, uno de sus miembros lo compró y decidió rehabilitarlo. En 1912, pasó a manos de Bernard de la Motte-Saint Pierre quien se casó con la chilena Teresa Béché Irarrazaval, los padres de Solange, la penúltima propietaria que imprimió su sello y decidió abrirlo al público en 1972.

Dentro, las diferentes piezas fueron decoradas con muebles de diferentes épocas. El comedor, las habitaciones, el cuarto de baño, la biblioteca, el cuarto de juguetes, etc., forman parte del itinerario ambientado con grabaciones que cuentan la historia de las estancias, del mobiliario y de los moradores. La cocina y despensa exhiben una impresionante colección de utensilios que recrean el ambiente de principios del siglo XX. En las dependencias exteriores existe un museo muy completo de la caza, que es una de las especialidades del castillo, en donde se organizan grandes batidas de caza de montería con cuerno y trompa en el periodo que la ley lo permite.

Al sur de Chambord, llegamos al castillo de Villesavin, en manos, desde 1937, de los condes Lars de Sparre, una vieja familia aristocrática sueca, establecida en Francia desde épocas del Antiguo Régimen. Es un castillo del Renacimiento, construido en el siglo XVI por el secretario de finanzas encargado de velar por la construcción de Chambord. Imposible de abstraerse de una sonrisa.

La simetría propia de la arquitectura renacentista es visible. A un lado del patio de honor y tras atravesar un foso y puente decorativos, visitamos una capilla con frescos de la época de construcción del edificio, y el recorrido por los apartamentos restaurados en 1822 se lleva a cabo mediante una visita guiada. En una de las alas, se ha instalado uno de los museos sobre el tema de las bodas más completos de Francia, con una rica colección de ropas de novias, objetos, ajuares, coronas ornamentales y un sinfín de piezas originales relacionadas con las fiestas matrimoniales, entre ellas centenares de “globos matrimoniales”, un objeto en forma de campana de cristal típico de algunas regiones francesas, en donde se conservaba el bouquet de la novia y otros elementos decorativos de la ceremonia. Detrás de esa misma ala hay un palomar muy antiguo y perfectamente conservado, y del otro lado, un pequeño museo con automóviles de principios del siglo XX y un hermoso parque de unas 60 hectáreas en donde se crían unos veinte asnos de la raza Baudet de Poitou que se daba casi por extinguida hace algunos años.

En Villesavin da gusto la organización de las visitas, la tienda con productos locales provenientes de las fincas de propietarios de la región y los recorridos temáticos pedagógicos para niños.

Un poco más al oeste, a media hora de Tours, el castillo de Saché es conocido por haber sido el sitio en que se refugió durante largas temporadas y escribió muchas de sus célebres novelas el escritor Honoré de Balzac. O parte de otras, como Papá Goriot, Las ilusiones perdidas o Louis Lambert. Allí vivía Jean Margonne, para muchos, amante de su madre, y por eso podía quedarse a gusto el tiempo que quisiera, aunque también se escondía de sus acreedores pues, a pesar de haber tenido siempre éxito en vida, solía gastar más de lo que ganaba.

El castillo – que en realidad es lo que se conoce en francés como “logis” (castillejo) – construido en el siglo XV, se ha convertido en museo temático acerca de la vida y obra del autor. A Balzac le gustaba llamarlo “débris de château”, es decir, “restos de castillo”, pues comparado con los majestuosos castillos del Loira que se encuentran a proximidad no tiene monumentalidad. También le resultaba familiar el ambiente de la región, pues había nacido en la cercana ciudad de Tours, aunque haya pasado gran parte de su vida en París.

En la planta baja una de las piezas, encargada por la Sociedad de Gentes de Letras en 1891, exhibe la escultura de Balzac realizada por Rodin que en la época provocó muchas polémicas, pero que hoy en día es considerada una de las obras maestras del escultor. Otra pieza está dedicada a una imprenta de principios del siglo XIX para recordar que Balzac fue impresor entre 1826 y 1828. Pocos de los muebles de los Margonne pudieron conservarse, pero los que se exhiben corresponden al gusto de la época y a ese medio social.

Saché atesora muchos de los manuscritos de su célebre huésped. Puede verse en método de trabajo del autor, que corrige sin cesar lo que escribe, pero anota también detalles para no olvidarlos. De hecho, en varios estantes se conserva la edición príncipe de prácticamente todos sus libros. Hay también una reconstitución de su cuarto que él llamaba “celda de monje” y en donde escribe, sentado o acostado, toda la noche, sin parar de tomar café, a veces hasta 17 horas seguidas, pues sus editores lo acosaban y su única manera de trabajar consistía en periodos de creación febril y otros en los que no hacía absolutamente nada.

Saché, Villesavin y Montpoupon son excelentes opciones para alejarse un poco de los caminos trillados. Sin contar que alrededor de los tres castillos hay gran cantidad de pueblecitos, iglesias románicas, jardines espectaculares y un sinfín de lugares cargados de historia rebosantes de belleza.

* Escritor cubana establecido en París

 

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Divine Italie / Divina Italia (Ed. Magellan, Paris, 2020)

Divine Italie (un guiño a la Divine Comedie del gran Dante Alighieri) es ya una realidad. Acaba de salir de imprenta y ya he recogido mis ejemplares de autor.

La portada es de Marc Wiltz, mi editor, quien fotografió la basílica San Marcos de Venecia en un momento en que se hacían obras de restauración: Italia es y debe ser constantemente restaurada para que perdure.

Son 310 páginas, que he escrito en francés, sobre ese país sublime que es Italia y al que he ido unos 40 veces desde que vivo en Francia. Se trata de un relato de anécdotas, viajes, recomendaciones, opiniones, recuerdos … a lo largo de la vasta geografía peninsular. Desde Génova, los lagos lombardos (Orta, Iseo, Maggiore, Garda, Como), Parma y los castillos de ese antiguo ducado, el Piamonte y sus pueblos del Langhe y Monferrato, la isla de Elba, las Cinque Terre, Portofino, La Spezia, Florencia, Roma, Venecia, Umbría con sus maravillosas Asís, Perugia, Spoleto, Gubbio o Città di Castello, entre otros sitios de esa región verde y central, la Calabria, Nápoles, Pompeya, Paestum, Apulia y sus maravillosas Lecce, Galllipoli, Trani, Alberobello, etc., la Sicilia de un extremo al otro, etc, etc (ver el Indice o Table de matières) … no está todo lo que hubiera podido contar, ni todo lo que visto, pero por ahora es suficiente.

Divine Italie tiene tres exergos. El primero es de Italo Calvino, ese escritor nacido por pura casualidad en Santiago de las Vegas (Cuba) y considerado uno de los autores más ingeniosos del siglo XX en su lengua. Dice: “Viajar no sirve mucho para entender … pero reactiva por un momento el uso de los ojos”. Otro del francés Félicien Marceau, que traduzco al español: “Un hombre que no ama a Italia serás siempre, más o menos, un bárbaro”. Y el tercero es del gran Dante: “Sígueme, y deja que la gente hable”, de su Divina Comedia.

Fue un año de trabajo: 2019 (el del 2020 saldrá en noviembre). El libro debía salir en abril, pero el COVID-19 ha retrasado todas las agendas de publicaciones literarias. Puedo darme un golpe en el pecho de que haya salido, y otro porque ha sido publicado por Magellan, editor parisino de renombre y, por así decirlo, el mejor editor en francés de literatura de viajes, con quien ya había publicado en 2017 “Pour l’amour de Nice” y también la antología de cuentos cubanos “Nouvelles de Cuba” (junto a otros 5 autores cubanos).

Aquí les dejo la portada, la contraportada, el índice y el mapa que acompaña el libro.

Divine Italie es sexto libro que escribo directamente en francés.

1-portada

2-contraportada

3-indice

4-mapa

 

Recuerdos …

Arezzo (2008), Boloña (1994), Capri (2003), Florencia (1994), Perugia (2008)

Assise (2008), Barolo (2010), Burano (1999), Courmayeur (1993), Milano (1995)

Pavía (1994), Pisa (2001), Ravena (2008), Nápoles (2003), Ferrara (2008)

Agrigento (2013), Paestum (2003), Portofino (2012), Roma (2003), Verona (2012)

Citta di Castello (2008), Desanzano del Garda (2012), Sageste-Sicilia (2013),

Siena (2001), Venecia (1999)

 

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Teresa Crego, in memoriam

Ha fallecido en La Habana Teresa Crego (Teresita, como le llamábamos), en la foto estamos juntos en agosto de 1994 en Cuenca (España). Había sido mi profesora en la Fac. de Artes y Letras (de «Arte Popular» y de «Museos y Exposiciones»), mi vecina en Miramar y mi buena amiga. Una de esas profesoras que se convierten en amigos para toda la vida y que sabían lidiar con los desvaríos de la juventud y dar consejos que hacen que uno sea quien es. A Teresita la vi por última vez en España, en 1994, en que fuimos juntos a recorrer pueblos de Castilla … durante casi un mes que estuve con ella en Madrid. Antes había estado ella, un mes también, en mi casa en París, y juntos fuimos a Chartres, el Loira, etc. Yo tenía 26 años. Ella, una edad indefinida porque siempre lucía vigorosa y llena de planes. Regresó a Cuba y nunca más nos volvimos a ver: ni ella volvió a Europa, ni yo volví nunca a mi país. Esa ha sido la historia de muchos, la nuestra. Siempre la recordaré y la querré.

Teresa Crego

Teresa Crego y William Navarrete, Cuenca, España, agosto de 1994

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Tavant y su fascinante iglesia románica

No tenía previsto visitar Tavant. Nunca había oído hablar tampoco de este pueblito al suroeste de Tours, en el corazón del Loira. Venía de visitar Richelieu, una ciudad construida completamente por el Cardenal entre 1631 y 1642, e iba camino de Tours, cuando vi una antigua valla publicitaria que anunciaba la iglesia románica de Saint-Nicolas y su cripta con frescos de este estilo entre los mejor conservados de Francia y declarados «Patrimonio Nacional».

Inmediatamente me detuve y tuve la suerte de caer con la joven guía que esperaba a un grupo de tres personas que habían reservado para visitar la famosa cripta. Las visitas solo son posibles previa reservación, pero la guía, que trabaja para la Alcaldía de Tavant, y que era de un profesionalismo impresionante, me invitó a esperar a que llegaran los del grupo para ver si me aceptaban durante la visita. Y como nadie se opuso (son medidas por el tema del COVID-19) pude incorporarme a ellos.

La iglesia tiene frescos de gran valor en el coro (que se pueden ver sin necesidad de reservar), pero los que le han valido fama y excelencia son los de la cripta, cuyo acceso está limitado pues el puntal es bajo y los frescos, perfectamente conservados desde el siglo XII, quedan a la altura de nuestras caras. Por eso, solo pueden entrar seis personas a la vez y está prohibido hacer fotos. El sitio es admirable, insospechado y realmente mágico. De más está decir que esos frescos están considerados como “obra maestra” del románico en Francia y que André Malraux los incluyó en su Museo imaginario.

No pude retratarlos, pero les pongo al final un enlace de una web que muestra algunos.

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La antigua estación de trenes de Tavant, hoy transformada en vivienda.

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La iglesia Saint Nicolas de Tavan con si jardincillo delante. Una belleza.

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La entrada principal de la iglesia Saint Nicolas de Tavant

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Los frescos del coro se pueden retratar y son también del siglo XII, pero los de la cripta son realmente espectaculares

Para ver algunos los frescos de la cripta visitar esta web:

fresques de la crypte de Saint-Nicolas de Tavant

 

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El castillo de Candé – hoy en El Nuevo Herald

Escribo en El Nuevo Herald sobre mi visita al castillo de Candé, en el Loira francés, que pertenciera a un habanero y, luego, a su hijo, desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX. Las fotos las tomé durante mi visita:

Candé, un castillo anglo-cubano en el Loira, William Navarrete / El Nuevo Herald

candé, herald

Candé, el castillo de una dinastía anglo cubana en el Loira

William Navarrete* / El Nuevo Herald

El desconfinamiento gradual ha estimulado el turismo local y regional. Una oportunidad para descubrir el patrimonio sin necesidad de tomar un avión, pero también de compartirlo con quienes no desaprovecharán la oportunidad de atravesar el Atlántico en cuanto se autoricen los viajes.

A apenas dos horas en auto de París, el País del Loira es uno de los sitios de Francia más llamativos. Centenares de castillos, además de monasterios, antiguos pueblos medievales, museos y otros monumentos se fueron construyendo con los siglos en esta región atravesada por el Loira, uno de los grandes ríos franceses. El Loira fue lugar de residencia de muchos reyes, es la región donde se habla el francés más puro y donde encontramos los mejores ejemplos de arquitectura del Renacimiento en el país.

Existen aquí castillos muy conocidos, casi siempre visitados prioritariamente cuando se dispone de pocos días: Chambord, Chenonceau, Chaumont, Chinon, Azay-le-Rideau, Villandry, Cheverny, Ussé, Blois y Amboise. Estos “castillos emblemáticos” son ya de por sí numerosos y algunos se han convertido en verdaderos “parques temáticos”, en los que se avanza a codazos, pasillos y dependencias, durante la alta temporada turística.

No obstante, hay una gran cantidad de castillos, fortalezas y palacetes menos conocidos, pero de tanto o más interés.

Así, el castillo de Candé, a escasos kilómetros al suroeste de la ciudad de Tours, ha tenido una historia singular. Fue construido en un dominio de unas 260 hectáreas en las inmediaciones del río Indre y del pueblo de Monts. En 1500, existía en su sitio una casa señorial construida por el alcalde de Tours que va adquiriendo poco a poco fisonomía de castillo a medida que los propietarios van transformándola. De esa época data la visita de Honorato de Balzac, quien pasaba largas temporadas no lejos de Candé, en el castillo de Saché, en donde escribe varias de sus novelas más conocidas. Balzac visita Candé hacia 1830 y lo menciona en uno de sus Cuentos Droláticos.

Poco después, en 1853, el castillo fue puesto en venta. Ese mismo año lo compra el rico latifundista cubano Santiago Drake del Castillo, nacido en La Habana en 1805, hijo de James Drake, un aristócrata inglés instalado en Cuba desde 1792 como negociante y propietario de vastas plantaciones de caña de azúcar, como el central Saratoga, y de la cubana Carlota Núñez del Castillo y Pérez de Abreu, nieta del segundo marqués de San Felipe y Santiago de Bejucal. El matrimonio tuvo nueve hijos, de los cuales cinco varones. Uno de ellos, Carlos, se instalará en España, en donde se casa con la marquesa de Eiguarás. Otro, Francisco, se casa con una bailarina estrella de la Opera de París y adquiere el castillo de Véretz, en el Loira. La familia Drake del Castillo mantiene sus propiedades en Cuba, pero se ha instalado en París después de la muerte de Carlota. El propio James, muere en la Ciudad Luz en 1838 y deja a sus herederos una inmensa fortuna.

Santiago Drake del Castillo, el nuevo propietario de Candé, se casa en París con la hija de un general francés y cuando compra el castillo decide emprender profundas transformaciones hasta transformarlo en el edificio neogótico que vemos hoy. En esa época vivía en el número 32 de la rue de Rivoli, y luego establece su residencia parisina en la calle Balzac, esquina Campos Elíseos, que alternará el resto de su vida con Candé.

Santiago coloca en la entrada del castillo un mosaico de esmalte que encarga al ceramista italiano Giuseppe Devers y en el que figura su blasón. Manda a construir una capilla consagrada a Santa Clara, construye un ala en estilo neogótico y un torreón cuadrado, triplicando así la superficie habitable de la residencia. Los jardines se dotan de amplias alamedas, nuevas variedades de árboles majestuosos que aún perduran, un huerto, establos y casas de postas. Hasta su muerte, en 1871, Santiago pasará la mayor parte de su tiempo entre su residencia en París, el castillo de Candé y el de Montalan, también de su propiedad y situado cerca de Orleans.

Candé pasará a manos de su hijo Jacques quien llega a convertirse en una personalidad política importante, diputado del departamento en que se encuentra el castillo y vinculado con el quehacer político de la región hasta su muerte en 1918. Su propio hijo, Jean, compañero de escuela y amigo del escritor Paul Morand, será alcalde del Monts cuando vuelve de la Primera Guerra Mundial. Una posición que mantiene hasta que, derrotado en uno de los comicios electorales, decide retirarse de la política e instalarse en Cannes, en donde tiene un hermoso palacete y pasa su tiempo entre casinos y fiestas en donde se le ve acompañado de estrellas de Hollywood como Gary Cooper.

En francés hay un refrán que dice que el patrimonio construido por los abuelos lo disfrutan los hijos y lo dilapidan los nietos. Así, en 1927, Jean se ve obligado a vender Candé para afrontar dificultades financieras que lo llevan prácticamente a la ruina. Su nuevo propietario será el millonario franco-americano Charles Eugene Bedaux. El castillo será testigo del matrimonio, en 1937, de Wallis Simpson y Eduardo VIII de Inglaterra, los célebres duques de Windsor, una de las parejas más polémicas del siglo XX, después de que el rey abdicó para vivir plenamente su idilio.

A este último propietario se debe la existencia de un órgano Skinner declarado “monumento histórico” y de una biblioteca extraordinaria. Curiosamente, Bedaux, quien había inventado un método de cronometraje de trabajo que alcanzó un éxito extraordinario en la década de 1930-1940, fue un personaje polémico, acusado de contubernio con la Alemania nazi de la época y extraditado hacia Estados Unidos. A la espera de ser juzgado en Miami, en 1944, morirá en el Hospital Jackson de esta ciudad, después de haber ingerido un veneno durante su encarcelamiento.

En 1974, tras la muerte de la viuda, el castillo pasa a manos del Consejo General del departamento del Indre y Loira, encargado hoy día su conservación y de mantenerlo abierto al público. La visita de los vastos jardines y parques que lo rodean es completamente libre. El interior puede visitarse libremente o con guías, y conserva el espléndido órgano, un rico mobiliario, la biblioteca, el órgano, la antigua habitación de Santiago Drake del Castillo, una colección de atuendos de la época de las bodas de los duques de Windsor, y otros objetos de arte de interés. El dominio adquiere también obras de arte contemporáneo que exhibe en sus jardines y realiza exposiciones de esta manifestación con regularidad.

Los conciertos de órgano en la capilla son uno de los eventos culturales más esperados en cada temporada. En 2015, unos 150 descendientes y parientes del anglo-cubano que marcó profundamente la fisonomía del castillo se dieron cita para honrar y festejar, en presencia de cinco mil invitados, la historia familiar y sus vínculos con Candé.

* Escritor cubano residente en París

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Una entrevista en una revista cultural argentina

En BeCult, una hermosa revista cultural de Buenos Aires, Claribel Terré me entrevista sobre la muerte, la pandemia y la literatura. Es el tercer número de esta revista que les recomiendo. Aquí les dejo el artículo y para hojear la revista pulsar en Home.

Escritores entre la vida y la muerte / BeCult / Entrevistas a William Navarrete y Silvia Plager

be cult

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Candé, un castillo de un cubano en el Loira

Todo el mundo sabe que, durante cierto periodo, a finales del siglo XIX, el célebre castillo de Chenonceau, uno de los más espectaculares de la región del Loira, por hallarse sobre el río Cher, perteneció a uno de los Terry, familia prominente de magnates cubanos enriquecidos gracias a la industria azucarera.

Lo que pocos saben es que, en esa época, muchos otros castillos franceses de esa misma región, habían sido comprados también por cubanos pudientes.

Es el caso de Candé, un castillo al suroeste de Tours, que compró en 1853 Santiago Drake del Castillo, nacido en La Habana, de padre inglés y de madre cubana (Carlota Núñez del Castillo y Pérez de Abreu, nieta del segundo marqués de San Felipe y Santiago de Bejucal). Santiago lo convierte en residencia neogótica, muy al gusto de la época, y hace profundas transformaciones, dejando el monumento tal y como lo vemos hoy.

En la entrada, el mosaico con las armas de su familia, fue diseñado por un ceramista italiano de la época. El jardín también es obra de Santiago, así como la capilla, y otras dependencias.

Tuve suerte de poder visitarlo a mis anchas pues el Castillo permanecerá cerrado hasta el año próximo, y me concedieron el privilegio de recorrer salones y pasillos gracias a mi carné de periodista y al hecho de, como Santiago, nací en Cuba. Su último propietario, después de que el hijo de Santiago Drake del Castillo lo vendiera en 1927, fue un multimillonario norteamericano, de reputación dudosa, que terminó sus días preso en Miami y suicidándose en la cárcel en donde cumplía condena hasta fallecer poco después en el Jackson Memorial Hospital. En 1974, su viuda y heredera lo vendió al Departamento de Turena, y desde entonces el Castillo es administrado por el poder público.

Aquí dejo algunas imágenes. Más detalles en próximo artículo que acabo de enviar al Nuevo Herald.

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